DE IBIZA A MARRAKECH

Las 1001 caras de Marrakech

 

 

 

 

Hay lugares como Ibiza que nos miran desde múltiples caras. Uno de ellos es la ciudad de Marrakech, amalgama de gentes, culturas y continuos contrastes entre lo moderno y lo antiguo, entre un presente que avanza con torpeza hacia el futuro o una tradición que lo impregna todo del color y el olor del desierto y África.

 

 

Photography by @dosmares_ibiza
Text by Daniel Foraster

Gato-art

La Plaza Jemaa el Fna, la Medina y la Casbah:

 

La Plaza Jemma el Fna es el corazón y el alma de la ciudad. Es la primera visita que debe hacerse y un golpe a los sentidos, una confusión de sensaciones a la que no es posible acostumbrarse, flautas, tambores, gritos, cánticos, diferentes lenguas y múltiples enredos, sonrisas, aspavientos y alguna mirada arisca de soslayo. Un bullicio desbordante situado en un enorme marco vetusto y algo sucio, pero no por ello menos cautivador.

Allí se encuentra el Café de France, un local al que solía ir Juan Goytisolo al atardecer y en el que es posible, desde alguna de sus terrazas, hallar el reposo imprescindible para tratar de poner orden a tantas impresiones.

Desde la plaza se accede a la Medina y a la Casbah, un sinfín de callejuelas destartaladas donde el presente se estrecha a medida que se avanza y se descubren, en los puestos que las abarrotan a derecha e izquierda, una antigua pulsera bereber, tazas, vasos o platos hechos a mano, alfombras, cojines, sandalias, babuchas e infinidad de cosas más o menos imaginables.

Allí encontraremos el Café des Epices, situado en la famosa Plaza de las Especies, un restaurante con una terraza superior desde la que se ve toda la Medina; el restaurante Nomad de cocina marroquí; La Famille, un precioso restaurante exterior de cocina variada; y el Jardin Secret, un jardín en el que descansar del agotador ir y venir por estos barrios.

Gueliz:

 

Es el barrio más moderno de la ciudad, el que se halla a menor distancia del estilo de vida occidental, allí donde reside la nueva generación de artistas y en el que se concentran numerosas galerías de arte y boutiques de evidente inspiración parisina, cafés, centros comerciales, como Le Carre Eden, comercios locales, otros orientados al turismo, tiendas de comida ecológica y también los típicos restaurantes de comida rápida y tiendas de ropa, de consumo igualmente rápido, comunes hoy a casi todas las ciudades del mundo.

Es un barrio seccionado por varias avenidas principales de la que penden otras calles en las que no es extraño encontrar, junto a un pequeño supermercado de productos básicos abierto hasta bien entrada la noche, un llamativo y exclusivo club de moda.

Pero nada de ello sirve de impedimento para que el Marrakech más genuino se manifieste de repente al ver circular, sin casco, por la avenida Mohamed V, a una familia apelotonada en una vieja moto de la que cuelgan dos piernecitas de quien se adivina que es el hijo.

Recomendamos el restaurante Le Kilin de cocina marroquí y el Grand Café de La Poste, punto de encuentro de la élite cultural de la ciudad desde mitades del pasado siglo, de cocina francesa y decoración al más puro estilo colonial. Por la tarde se hacen sesiones de jazz.

CASA-GUELIZ
MARRAKECH
MARRAKECH
MARRAKECH
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Cafe-de-la-poste-2
Cafe-de-la-poste-1

Le Jardin Majorelle:

 

Otra visita obligada en la ciudad, también en el barrio de Gueliz, es la del Jardin Majorelle, un jardín botánico que adquirió y restauró Yves Saint-Laurent, junto con la mansión estilo Art déco que construyó su propietario original, el pintor Jacques Majorelle. Allí se puede atisbar algo del glamour de la primera mitad del siglo XX y contemplar una muestra de la exuberante flora africana entre el bullicio, esta vez, de la exuberante fauna ornitológica local.

Es imprescindible adquirir las entradas en su web.

MARRAKECH
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